viernes, 29 de diciembre de 2017

Crónico

Caminamos sobre los charcos como lo hacemos sobre los recuerdos. Aparentamos pasar de puntillas pero siempre hacemos un ruido, molesto, para el oído y en nuestra conciencia. Las olas rompen en la nuca. Perdemos la carrera y cruzamos la línea, habiendo mirado. La prisa nos empuja. La compañía sobresalta.

A cierto pasado no se sobrevive porque nunca se le mata, no por inmortal sino por conveniencia. El equilibrio del presente parasita de lo que ya ocurrió.

La justificación es siempre una defensa pero el análisis acorrala. Somos cobardes aterrados de lo que está por venir. Inventamos para evadir. Anhelamos un conformismo instantáneo que nos aturda por un tiempo ojalá suficiente pero que jamás lo es. Volvemos a nuestras frases y retocamos las erratas.

El que escribe se vale de significantes volátiles. No hace nada de frío. Ojalá siempre llueva. No siempre vuelvo a casa, pero hoy sí.